Seriedad, discreción, confianza son algunos de preceptos que engloban el servicio de los abogados. Dentro de su ética profesional está establecido que desde el momento que aceptan representar a una persona buscarán los métodos más efectivas para lograr la mejor causa a su favor. Asimismo tienen el compromiso de poner a la disposición del cliente todas las herramientas y medios posibles para la mediación.